Una visión de futuro para el campo español: Los sistemas agrovoltaicos

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Cómo es un sistema agrovoltaico

Una visión de futuro para el campo español: Los sistemas agrovoltaicos

¿Qué es la energía agrovoltaica y cómo funciona?

La energía agrovoltaica permite usar una misma parcela para dos cosas a la vez: producir electricidad mediante paneles solares y cultivar alimentos. ¿Cómo se logra esto? Instalando paneles solares en estructuras elevadas que dejan espacio debajo para que los cultivos sigan creciendo con normalidad.

Esta combinación no solo aprovecha mejor el terreno, sino que también ayuda a los cultivos. La sombra parcial de los paneles reduce el calor extremo y la evaporación del agua, lo que alivia el estrés de algunas plantas y mejora su rendimiento. Los paneles están diseñados para dejar pasar suficiente luz para que las plantas hagan la fotosíntesis sin problema.

Existen sistemas más avanzados que utilizan paneles semitransparentes o ajustables, que cambian de posición según el tipo de cultivo o la estación del año. Así se adaptan mejor a las necesidades concretas de cada campo.

La agrovoltaica no es solo una forma de generar energía limpia: también mejora la rentabilidad del campo, ayuda a modernizar la agricultura y apoya el desarrollo de zonas rurales. Es una solución con visión de futuro, donde tecnología, sostenibilidad y agricultura van de la mano.

Ventajas clave de los sistemas agrovoltaicos

Los sistemas agrovoltaicos aportan beneficios muy valiosos tanto para el campo como para la producción de energía. Su principal ventaja es que permiten aprovechar una misma finca para dos actividades: generar electricidad mediante paneles solares y seguir cultivando. Esto aumenta la rentabilidad del terreno, especialmente útil en zonas donde el suelo disponible es limitado.

Desde el punto de vista agrícola, los paneles actúan como una especie de “protección natural”. Al dar sombra parcial, ayudan a conservar la humedad del suelo y a proteger los cultivos del exceso de calor o de fenómenos climáticos extremos, como las olas de calor o las granizadas. Esto hace que muchas plantas crezcan mejor y con mayor regularidad.

En cuanto a la energía, estos sistemas permiten producir electricidad para el propio consumo de la finca o incluso vender el sobrante, lo que supone un ingreso adicional. Además, se reduce la dependencia de fuentes contaminantes y se avanza hacia un modelo más sostenible.

Otra ventaja interesante es que este tipo de instalaciones pueden convivir con prácticas como el pastoreo o el fomento de la biodiversidad. Por ejemplo, hay proyectos donde las ovejas pastan entre los paneles o donde se crean zonas verdes que atraen insectos polinizadores.

Instalación agrovoltaica

Evaluación del terreno y viabilidad del proyecto

Antes de poner en marcha un sistema agrovoltaico, es imprescindible estudiar bien el terreno y analizar si el proyecto es viable. Esta evaluación se hace desde tres puntos de vista: físico, legal y económico.

Primero, hay que fijarse en las características del terreno: si tiene buena orientación al sol, si es llano o inclinado, cómo se accede a él, si el suelo es firme, si drena bien el agua y si recibe suficiente luz durante el año. También se comprueba si el terreno permite colocar estructuras elevadas sin molestar el paso de tractores u otra maquinaria agrícola.

Después, se revisan las cuestiones legales. No todos los suelos pueden usarse para este tipo de instalaciones. Hay terrenos protegidos o sin acceso a la red eléctrica, y cada comunidad autónoma tiene normas propias. Es importante comprobar todo esto para no tener problemas con los permisos.

Por último, se hace un análisis económico. Se calcula cuánto costará la instalación, cómo se puede financiar y cuánto se espera ganar, tanto por la energía que se genere como por la cosecha que se mantenga.

Hacer bien esta evaluación desde el principio permite evitar errores, cumplir la normativa y asegurarse de que el sistema agrovoltaico será rentable y útil a largo plazo.

Diseño técnico de un sistema agrovoltaico eficiente

Diseñar un sistema agrovoltaico eficiente implica unir bien dos objetivos: por un lado, que el terreno siga siendo útil para el cultivo; y por otro, que la instalación fotovoltaica genere la mayor cantidad posible de energía. Para lograrlo, se estudian varios aspectos técnicos que se adaptan tanto al tipo de cultivo como a las condiciones del terreno.

Uno de los primeros pasos es elegir qué tipo de estructura y de paneles se va a instalar. Los paneles pueden ser fijos, móviles o incluso semitransparentes, y se colocan en función de las necesidades del campo. Por ejemplo, en cultivos que necesitan mucha luz, se opta por estructuras altas o con paneles que dejan pasar parte de la radiación.

También se estudia la inclinación y orientación de los paneles, para que capten bien la luz del sol sin perjudicar a las plantas que crecen debajo. En algunos casos se usan paneles que se mueven a lo largo del día siguiendo el sol, para aprovechar al máximo su energía.

Además, el sistema debe incluir espacio para el paso de tractores, zonas de riego, sensores y caminos de mantenimiento. Todo esto tiene que estar bien integrado para que no haya conflictos entre la parte agrícola y la energética.

Paneles solares y estructuras recomendadas

Elegir los paneles solares y las estructuras adecuadas es un paso clave en cualquier sistema agrovoltaico. No se trata solo de producir energía, sino de hacerlo sin perjudicar el trabajo agrícola.

En cuanto a los paneles, los más utilizados en este tipo de proyectos son los de alta eficiencia, como los monocristalinos o los bifaciales. También hay modelos semitransparentes, que permiten pasar algo de luz, lo cual puede venir bien para ciertos cultivos que necesitan más iluminación. Además, existen paneles inteligentes que se ajustan automáticamente según la hora del día o la época del año, buscando el mejor rendimiento posible.

Respecto a las estructuras, lo más habitual es instalar soportes elevados. Esto permite que puedan pasar tractores, personas o incluso animales por debajo, sin entorpecer el trabajo diario. En algunos casos se emplean estructuras móviles que giran durante el día para seguir al sol y captar más energía.

También es importante que tanto paneles como estructuras estén preparados para las condiciones del campo. Deben ser resistentes al viento, la humedad y el uso de fertilizantes, y facilitar un mantenimiento cómodo y seguro. Esto incluye pensar en cómo se limpiarán los paneles o si habrá espacio suficiente para inspeccionarlos.

Trámites, ayudas y normativa en España

Para poner en marcha un sistema agrovoltaico en España, hay que cumplir una serie de pasos legales y administrativos. No basta con querer instalar paneles: es necesario seguir una normativa concreta y obtener permisos que varían según la zona y el tipo de terreno.

Entre los trámites habituales están las licencias de obra, los informes de impacto ambiental y las autorizaciones para conectarse a la red eléctrica. Si el terreno es rústico, también suele pedirse que se justifique su uso combinado como agrícola y fotovoltaico. Cada comunidad autónoma tiene sus propias normas, así que es importante estudiar bien los requisitos según el lugar donde se quiera hacer el proyecto.

Por suerte, existen ayudas económicas que facilitan este tipo de iniciativas. Programas como los del IDAE, fondos europeos como los NextGenerationEU y algunas convocatorias autonómicas apoyan la instalación de energía solar en el campo. Estas ayudas están pensadas para impulsar un desarrollo rural más sostenible y moderno.

Contar con asesoramiento técnico y legal desde el principio ahorra tiempo y problemas. En Immodo acompañamos a nuestros clientes durante todo el proceso, ayudando con los papeles, los permisos y la búsqueda de subvenciones para que el proyecto sea viable y legal desde el primer momento.

placas solares para la agricultura

Instalación y puesta en marcha del parque agrovoltaico

Llevar a cabo la instalación de un sistema agrovoltaico exige una buena planificación para asegurar que la parte agrícola y la energética puedan convivir sin problemas. Esta etapa transforma el proyecto en una instalación funcional, capaz de generar energía sin frenar el trabajo en el campo.

Todo comienza con la preparación del terreno. Se colocan las estructuras elevadas que sostendrán los paneles solares, se instalan los módulos y se tienden los cables que unirán los distintos elementos del sistema. También se integran sensores, sistemas de riego automatizado y herramientas de control que permiten regular tanto la producción eléctrica como las condiciones de cultivo.

Después viene la conexión eléctrica. Puede ser para autoconsumo o para verter la energía a la red, dependiendo del diseño del proyecto. En esta fase también se realizan pruebas de funcionamiento para asegurarse de que todo está correctamente configurado y rinde lo esperado.

Una parte muy importante es la formación del agricultor o del personal encargado. Se les enseña a manejar el sistema, hacer revisiones básicas, interpretar datos del sistema y saber a quién acudir en caso de fallos o incidencias. Esta formación garantiza que el sistema no solo funcione bien desde el primer día, sino que se mantenga en buenas condiciones durante años.

Mantenimiento de sistemas agrovoltaicos a largo plazo

Cuidar bien un sistema agrovoltaico es fundamental para que funcione durante muchos años y siga siendo útil tanto para generar energía como para mantener la actividad agrícola. Un buen mantenimiento no solo evita averías costosas, sino que asegura que todo el sistema trabaje con el máximo rendimiento posible.

En el caso de los paneles solares, es importante limpiarlos con frecuencia para que el polvo, el barro o los excrementos de aves no reduzcan su capacidad de captación. También se revisan las estructuras que los sostienen, el cableado, los inversores (que transforman la electricidad), y todos los componentes que permiten que fluya la energía.

Para controlar que todo funcione bien, se usan herramientas de monitorización que avisan si algo no va como debería. Esto permite hacer ajustes rápidos y mantener el rendimiento energético.

Por la parte agrícola, se vigila que los cultivos sigan creciendo bien bajo los paneles. Se comprueba que el riego sea el adecuado, que se pueda seguir usando maquinaria sin problemas y que no haya cambios que afecten la producción.

Además, se tienen en cuenta medidas de seguridad. Hay que proteger la instalación frente al mal tiempo, prevenir incendios, mantener la estructura en buen estado y evitar actos vandálicos. Toda esta gestión se acompaña de una documentación técnica que debe estar al día y cumplir con las normativas.

El futuro de la energía agrovoltaica en zonas agrícolas

La agrovoltaica se perfila como una de las soluciones más interesantes para el futuro del campo y la energía. Al combinar la agricultura con la generación de electricidad en una misma finca, se abren nuevas posibilidades para aprovechar el terreno de forma más completa y sostenible.

España tiene mucho que ganar en este ámbito. Por su clima, su gran extensión de tierras agrícolas y su apuesta por las energías limpias, nuestro país está bien posicionado para impulsar este tipo de proyectos. Cada vez más agricultores y empresas se interesan por esta opción, y se espera que el número de instalaciones crezca mucho en los próximos años.

El desarrollo de nuevas tecnologías jugará un papel clave. Avances como los sensores en tiempo real, la inteligencia artificial o los paneles solares más eficientes permitirán gestionar mejor las explotaciones y adaptarse a las necesidades de cada cultivo. Todo esto hará que los sistemas agrovoltaicos sean más fáciles de usar, más productivos y mejor integrados en el trabajo diario.